Qué puedo escribir hoy que no me duela. La primavera que no conoce el dolor ha entrado impetuosa derramando su azahar por las calles de Sevilla. Él se fue de la vida recién estrenada, Él se fue con su sigilo de ángel hacia otra dimensión que ni siquiera conocemos. Y nosotros aquí llorando su eterna despedida.
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