Ya lo dije. Todos a
una. A tirar del carro. Nada de oposición ni a esperar consensos. Todos unidos
en un consenso total y urgente, en una reflexión salvadora para esta España
rota por tantas autonomías y tanto desaguisado, a causa del despilfarro y, que,
mientras las vacas gordas de la construcción amamantaban los bolsillos de
tantos presidentes, secretarios, directores generales, consejeros, y muchos y muchos más, pudo llevarse a cabo la gobernación de
este país con ciertas y notables diferencias regionales. Hay que reconstruir
una España cohesionada, dentro de sus diferencias, de sus pretensiones
autonómicas, pero ejercidas de una forma más austeras, más simbólica, con menos
competencias y capacidades para no tirar la casa por la ventana. Cadenas de
televisión, radios autonómicas, representaciones diplomáticas, diputaciones… A
ver quién da más. A ver quién lo hace mejor. Y, así, algo que nos valió en los
últimos treinta años, está haciendo aguas por todas partes.
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