Es una historia situada en la Tahilandia de fines del siglo XIX, y narra
las aventuras de la institutriz británica Anna Leonowens, contratada por el Rey
de Siam para que educara a sus hijos. “Comienza
diciéndome aquello que no me quieres decir” dirá Anna al rey. El silencio
del amor, casi sin palabras, ellos se entienden, se comunican, se adoran. En el plató de Anna y el Rey, en el
ardiente corazón de Malasia, todos los ojos se volcaron en la química entre Foster y Chow. Tennant dice: "Los
puedes ver pensando y sintiendo por todos los rincones. Se trata de algo sutil.
Cada escena tiene un texto subyacente que está siendo interpretado y que no
tiene nada que ver con lo que están diciendo. Verlo es algo
extraordinario" La
dialéctica entre dos seres diferentes que están destinados a unirse
espiritualmente en un situación desesperada a causa de de las dificultades
culturales y familiares de ambos. La
maestra británica, es el eje y el espejo donde el rey se mira (y se enamora)
para saber de occidente, y de su filosofía occidental. La lentitud de las
escenas y el abigarramiento en la ornamentación y en la vida de unos seres apartados
del mundo en un pequeño país de fábula, permiten reflexionar sobre la
importancia del baile como recurso de entrega, cuando no hay otra solución para
unirse a la persona amada. Y la música y el agua y el misterio que irradian los
budas y los salones orientales y, también, a veces la disciplina severa capaz
de llevar hasta la crueldad y la esclavitud. Se salva el Rey como personaje de
la película, que con sus pies descalzos y su figura elegante y parsimoniosa
encaja divinamente con el papel que representa. Las palabras del Rey Mongkut suenan
verdaderas:'Si conseguimos que sean nuestros amigos, ¿no estaremos
eliminándolos como enemigos?'.Es para enamorarse como se “enamoró” la institutriz (Jodie Foster ) del Rey (Chow Yun-Fat). Un cuento para
ilusionarse, para pensar que el amor triunfa siempre.
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