Besaría tus manos cuando duermes,
dedo a dedo,
sin pretensión alguna
como una madre, casi,
como una amante que soñando vive.
Besaría tus manos como el viento
suave de los bosques
cuando se pone el sol
y se convierte en brisa.
Y seguiría
besándote sin mí,
por el mero deseo de besarte.
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