Me gustaría tener cuatrocientos amigos
(amigos y amigas), cuatrocientos hijos, cuatrocientos padres y un solo hombre
que me amase sobre todas las cosas y los días. Pero no es así, los amigos, los
padres, los hijos…, o no están o no existen, o no hemos quedado, o están en sus
cosas, o no les interesa una mujer que piensa, que crea, que tiene opinión
sobre las cosas, más o menos equivocada. Y ese solo hombre, podría vestirse de
muchos colores, quiero decir que podría ponerle diferentes rostros como
diferentes son las etapas del amor y de la vida. Y sin embargo ese hombre
siempre existe, aunque no esté, aunque nunca haya estado, aunque siempre lo
espere. Yo no le pido mucho, tan sólo amor. En fin, frente a la pantalla, o al
lienzo vacío, me enfrento con mis fantasmas y me digo: a quién llamo, a quién
busco, a quien reclamo, con esta facha, ojerosa y pensativa, sin afeites ni
peinado , ni vestida de calle para recibir. Me convenzo que sólo podría invitar
a las musas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario